Arrojé contra el suelo una piedra que al fracturarse reveló una sucesión de cristales luminosos formando un espiral perfecto. El hombre prehistórico solía dibujar espirales en sus pinturas rupestres. Se cree que son la representación del ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento. Es entonces esta forma geométrica plana el instante presente devorado por el instante futuro; concatenación de instantes que mueren y renacen a cada momento, un eterno retorno. El proyecto “Golden gate” indaga acerca de la naturaleza del tiempo a partir del reconocimiento de la espiral (Fibonacci) como organizador del mundo visible e invisible. El proyecto invita a leerse como si se tratara de un libro inspirado en la estructura del libro de oraciones medievales llamado “Libro de las horas” u Horarium. Cada una de las piezas del proyecto se refiere a tiempos distintos del mismo tiempo: el mar como origen, agua salífera manifestándose a través de la geometría sagrada (sal sometida al proceso de cristalización), el recuento de la existencia a través de los anillos de un tronco calcinado, el huevo filosófico manifestando la unión posible entre el cielo y la tierra, el cabo de un barco como bitácora de vida, fragmento de trayecto; tiempo que se abraza en espiral.
Y, nuevamente el mar …
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